El CITI (Centro de Ciencia, Investigación, Tecnología e Innovación) es un edificio realizado de la mano de la alcaldía del municipio de Funza, ubicado en la plaza principal del mismo, donde cientos de personas podrán desarrollar conocimientos sobre robótica y nuevas tecnologías. El proyecto se construye en el marco de la transformación de Funza en una ciudad enfocada en el aprendizaje y en la educación universitaria.

En el Municipio de Castilla La Nueva se construye el Colegio San Lorenzo, que recibe a 1540 niños del área rural y urbana de un pequeño centro poblado.

El recorrido en espiral, como símbolo de la vida, se instaura como una señal y a su alrededor se disponen los espacios educativos. Los edificios de vocación pública definen el borde de la plaza de acceso y la plaza de banderas, a la cuál puede ingresar la comunidad. El polideportivo también puede usarse desde la calle.

Los edificios de aulas responden a la orientación estricta para protegerlos del sol y generar patios sombreados integrados al suelo llanero.

Ubicado en los Llanos Orientales de Colombia, a 464 m.s.n.m. en clima tropical húmedo, el Colegio de Castilla la Nueva, acoge por jornada 1540 estudiantes.

El diseño arquitectónico es la expresión geométrica y espacial de nuestra concepción del Rizoma como herramienta de composición. Se trata de una red incesante de patios y recorridos sin jerarquías diferentes de aquellas determinadas por los elementos referenciales, como la plaza de banderas y el ágora cubierta. Siempre es posible ver el paisaje llanero al final de cada corredor, de cada patio, de cada aula o laboratorio.

Con estrategias de climatización pasiva y el uso de materiales apropiados se logra disminuir la temperatura del medio ambiente y reducir el consumo de agua y energía.

Reconocido como Colegio Bioclimático en diferentes escenarios, transcurridos diez años de funcionamiento, este complejo educativo se ha convertido en un referente de sostenibilidad en la Orinoquía colombiana

El programa IB del Colegio los Tréboles, ubicado en el municipio de Chía, cerca de Bogotá, solicitó la construcción de estas aulas de arte y ciencia. Siguiendo un planeamiento predeterminado se propone un edificio en dos pisos, aislado e integrado al paisaje. El recorrido incluye la escalera y la galería se convierte en un balcón sobre la zona deportiva.

Los materiales se obtuvieron en lugares muy cercanos a la obra y su color ocre contrasta con el cielo característico de la Sabana de Bogotá.

La Ciudad Universitaria de Bogotá es el conjunto más importante de edificios modernos del país. Tras el cierre de la cafetería central, se construyen cafeterías anexas a las facultades de Matemáticas, Medicina y Odontología.

Estos pequeños edificios han sido compuestos con principios de la modernidad reinterpretados con la espacialidad de las casetas de la cultura colombiana, son objetos de colores populares que animan el paisaje urbano de la ciudad blanca y conforman una red de puntos de encuentro alrededor de la comida.

En la Ciudad Universitaria de Bogotá se construye esta cafetería de servicio intermedio, en el área de Ciencias Humanas.

La tensión entre un triángulo para el espacio de atención y un cilindro para la cocina, genera el vestíbulo de acceso. Es un edificio incrustado entre árboles que valoriza este lugar de varios edificios declarados monumentos nacionales.

Planteada como un centro cultural, la cafetería puede usarse para estas actividades en su interior y en el teatrino ubicado en la cubierta de la cocina. Con referencias a los paradores de la arquitectura popular colombiana, se ha convertido en lugar de encuentro conocido como “La flecha”.

La Ciudad Universitaria de Bogotá fue concebida a mediados del siglo XX, impulsada por el gobierno y con la participación del arquitecto alemán Leopoldo Rother. El urbanismo fue concebido como un gran búho, símbolo de la sabiduría, gracias al pedagogo Fritz Carsen, también alemán, quien definió la zonificación de la universidad por áreas de conocimiento.

Con el paso de los años, la Universidad perdió la estructura original y la coherencia de la idea pedagógica con el espacio urbano. Ganado por concurso, este proyecto precisa y redefine los recorridos sugeridos por el devenir. Un anillo interior peatonal, un anillo intermedio mixto y un anillo exterior vehicular.

La intervención desarrolla el potencial urbanístico del anillo peatonal, a través de una cuadricula rizomática que teje las áreas de Artes, Ingeniería, Ciencias, Medicina y Derecho, por medio de una malla que se convierte en Plaza, sendero o jardín según su crecimiento a lo largo de la Universidad.

En la Universidad de los Andes, sede Bogotá, el bloque Hermes fue ocupado por el DTI, encargado de la informática en la institución.

Se intervinieron los pisos segundo y tercero para añadir nuevas oficinas, así como baños y zonas de descanso. La imagen propuesta está relacionada con la estética leve pero intrincada de las piezas tecnológicas.

También se intervinieron las zonas exteriores aledañas al acceso para corregir inconvenientes en el flujo peatonal y enriquecer el edificio.