La Biblioteca fue construida como parte del plan para crear un corredor cultural en el municipio de Tocancipá, Colombia, ubicado en una región poblada por los muiscas, reconocidos como una de las primeras civilizaciones prehispánicas del país y entre los más antiguos poblamientos de América, cuyos vestigios determinan la época en que los territorios fueron ocupados 12.500 años atrás.

El diseño quiere afirmar la memoria latente y debe resistir el cambio incesante del conocimiento, como lo hacen las rocas a lo largo de la historia. Dos barras separadas, a manera de monolitos, orientadas sobre el eje este-oeste y unidas por las escaleras contienen las salas de lectura y referencia, un auditorio, sala infantil, sala de informática, una cafetería y oficinas de administración. El primer piso se libera como lugar de encuentro creando una plazoleta publica de acceso al edificio y conexión con la comunidad. Un gran ventanal de doble altura captura la luz del norte, al tiempo que hace visibles las actividades de la biblioteca hacia la ciudad, resaltado la sala de lectura suspendida dentro del volumen.

La Biblioteca se construyó en concreto color ocre, tonalidad lograda gracias a Rogelio Salmona y que fue posible con las arenas de peña de Tocancipá. El volumen de la ludoteca se resalta en color verde en alusión a la arquitectura popular. Los motivos de la plazoleta pública y los bajorrelieves de la envolvente se inspiran en la composición del tejido de la “manta de la cacica”, como reivindicación de la mujer muisca, frecuentemente ignorada por la historia.

El Auditorio de Tocancipá, en la Sabana de Bogota, será el lugar más importante para las representaciones de la región. Con un aforo de 1000 asientos suplirá necesidades culturales de toda la comunidad, además de generosas áreas de espacio público disponible para el encuentro de la población alrededor de uno de sus máximos referentes.

En este lugar sobre las montañas de los Andes, al norte de Sudamérica, se asentaron las comunidades prehispánicas más desarrolladas de la región.

La ocupación del espacio y la construcción de la forma se dan a través del plegamiento, como un proceso donde de la geometría resume las fuerzas geológicas y culturales que actúan en el territorio. El edificio se compone como tensión entre la imagen de la gran sala y el volumen industrial que contiene el foyer, separados por una grieta que será ocupada por el paisaje. Esta ruptura se produce para mostrar al público las actividades del Auditorio sin necesidad de abrir la gran sala

El mercado campesino es el lugar de acopio y transformación para comercialización sin intermediarios de los productos agrícolas y ganaderos de la vereda Santa Bárbara, del Municipio de Puerto Gaitán.

La estructura del edificio fue realizada con tuberías que quedaron de residuo de las obras de la industria petrolera en la región; la envolvente fue construida en ladrillo recocido; las cubiertas en teja termoacústica y los acabados son de mínimo mantenimiento.

El patio conformado es el lugar de encuentro regional para salir, llegar, compartir, vender y aprovisionarse de alimentos cultivados detrás del área comercial.

Puerto Gaitán es el municipio colombiano con mayor explotación petrolera. Con las regalías provenientes de esta actividad, el casco urbano ha tenido una importante transformación en los últimos diez años.

Este proyecto plantea un bulevar inspirado en el recorrido de la anaconda en movimiento. Un sendero central generosamente arborizado, define espacios para el descanso activo y pasivo. Para una temperatura promedio de 27 grados, se incluyeron también dos fuentes interactivas para el disfrute del agua.

En la glorieta de llegada se instaló la Puerta de la Orinoquia, un colorido portal en forma de arco decorado como un homenaje a la exuberancia de la Región, obra de artista metense Miguel Roa Iregui.

La Ciudad Universitaria de Bogotá fue concebida a mediados del siglo XX, impulsada por el gobierno y con la participación del arquitecto alemán Leopoldo Rother. El urbanismo fue concebido como un gran búho, símbolo de la sabiduría, gracias al pedagogo Fritz Carsen, también alemán, quien definió la zonificación de la universidad por áreas de conocimiento.

Con el paso de los años, la Universidad perdió la estructura original y la coherencia de la idea pedagógica con el espacio urbano. Ganado por concurso, este proyecto precisa y redefine los recorridos sugeridos por el devenir. Un anillo interior peatonal, un anillo intermedio mixto y un anillo exterior vehicular.

La intervención desarrolla el potencial urbanístico del anillo peatonal, a través de una cuadricula rizomática que teje las áreas de Artes, Ingeniería, Ciencias, Medicina y Derecho, por medio de una malla que se convierte en Plaza, sendero o jardín según su crecimiento a lo largo de la Universidad.

En conjunto con la alcaldía de Funza, se propone hacer un parque cuyo propósito es proporcionarle al municipio un espacio dedicado a la práctica del tennis.

La propuesta incluye camerinos, baños, depósitos, oficinas administrativas y una cubierta transitable para la tribuna, con el fin de generar un espacio dinámico y recorrible.

El estadio se afianzó paulatinamente en este lugar de Tocancipá, suscitando su formalización. La demanda estimada es de 5000 espectadores sentados en gradería, con el fin de acoger partidos de la liga colombiana, además de un gimnasio púbico y un escenario múltiple que permitirá usar el edificio para conciertos musicales.

Por su orientación, el campo de juego resulta perpendicular a la vía de acceso, desplazando la entrada principal hacia el costado de la tribuna oriental. Sobre la calle se propone un edificio dúplex: gimnasio hacia afuera y escenario hacia adentro.

La estructura deportiva es un aporticado en concreto a la vista con cubierta metálica. El edificio dúplex, es un volumen en ladrillo tradicional de la región. Hacia adentro un escenario múltiple para los artistas que tendrán su público en las graderías y la gramilla, hacia afuera una plazoleta de culto al ejercicio y la salud.

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Instalación ubicada en la zona industrial de Callao, Perú. Se adaptó una antigua fábrica de colchones que había sido abandonada más de 20 años atrás. Fue adaptada para convertirla en un concesionario automotriz destinado a la venta de automóviles y camiones. Aprovechando las estructuras existentes y realizando un trabajo de alisado del espacio, se logró instalar una serie talleres muy completos de mecánica y de latonería y pintura, además de un almacén de repuestos.

Diseño para una vitrina de la marca japonesa Isuzu, ubicada en la zona industrial de Surquillo, Lima. La obra buscó recuperar una estructura existente, en la cuál se dispusieron zonas de ventas, administración y talleres.

Además de lograr la optimización del funcionamiento del lugar, la acción más importante fue la aplicación de la imagen de la marca a la estructura existente.